“… se presentó en el lujoso experimento de estar concertado por el acordeón de Iñaki Alberdi, a modo de órgano, siendo una verdadera delicia comprobar cómo el pequeño instrumento respiraba a la par que los cantantes. Las fugas estaban perfectamente encajadas como el más pulcro trabajo de marquetería sonora. Bach y acordeón, quién lo pensara hace años. Pues, !sí señor!, todo un acierto.”

(EMECÉ -DV)